- Malcorra
Durante muchos años viví sin relacionarme con mi cuerpo. No era algo que me planteara. Hacía lo que todos hacían y lo que me habían enseñado. Era consciente de mi aspecto, de la forma de mi cuerpo (especialmente de lo que no me gustaba). Y sólo prestaba atención a mi cuerpo cuando me lesionaba, me venía el periodo o enfermaba. Lo normal…
Además en mi caso, tuve que vivir con el hecho de tener un “defecto visible” en mi ojo derecho. Algo que entre otras cosas, hizo que rechazara mi aspecto durante muchos años y eso me alejó aún más de mi cuerpo.
Pero siempre me gustó bailar. Bailaba mucho. En casa, en la disco, me apuntaba a clases de baile. Disfrutaba de una manera especial. Cuanto más bailaba, mejor me sentía (aún siento eso a día de hoy). Y es que mientras bailaba, podía sentir mi cuerpo y me conectaba totalmente a él. Desaparecían las barreras, el pudor, el rechazo y me sentía brillar mientras fluía al ritmo de la música. Sin saberlo, al bailar aumentaba mi conciencia corporal. Bailar fue y sigue siendo verdaderamente terapéutico para mí.