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Curación Emocional

«A través del cuerpo»

La historia de Eva

En el post de esta semana os hablaré de Eva. Una mujer muy valiente que experimentó la curación de sus heridas emocionales a través de su cuerpo, aprendiendo a escucharse, entenderse y luego aceptarse con amor, porque de amor es precisamente de lo que va nuestra historia de hoy. 

Curación del desamor

Las emociones pueden sanar

Eva comenzó con nuestras sesiones individuales porque como ella decía, tenía el corazón roto y no lograba superarlo. Rafa el que fuera su novio durante los últimos 2 años de su vida, la había abandonado por otra mujer sin apenas darle explicaciones. Ella lo amó como nunca antes había querido a nadie y estaba realmente destrozada

En nuestra primera sesión Eva casi no podía ni hablar y cuando nos adentramos en sus sensaciones corporales por primera vez, todo el dolor de su corazón fluyó a raudales. Lloró sin parar durante más de 15 minutos. Se había negado tanto a experimentar su dolor que éste brotó a borbotones cuando se dio permiso para sentirse.

Cuando su dolor cesó, se quedó más calmada y desde ese estado de sosiego pudimos comenzar un trabajo un poco más profundo usando «el Focusing» como herramienta. Le pedí que sintiera en su cuerpo el abandono de Rafa de una forma global y sin perderse en interpretaciones mentales y que permaneciera en contacto con cualquier cosa que surgiera en su cuerpo, durante el tiempo que hiciera falta, sin prisas.

Sanar nuestras emociones escuchándonos

Eva dijo sentir mucha presión en el pecho y directamente pensó que era por el dolor de la ruptura. Pero le sugerí que no tratara de interpretar sus sensaciones y que simplemente permaneciera en ellas. Tras varios minutos se dio cuenta de que había algo oculto bajo esa presión en su pecho, pero no podía definir muy bien qué era. Empezó a agitarse y a ponerse nerviosa porque no tenía claro si quería saber lo que había ahí. Tenía miedo de encontrar algo mucho más doloroso de lo que ya sentía y no sabía si iba a poder afrontarlo en ese momento.

Lo maravilloso de trabajar con nuestro cuerpo es que nunca vamos más allá de nuestros límites, así que decidimos que no era el momento de indagar más. Para Eva el mero hecho de saber que había algo detrás de lo que sentía, fue suficiente para plantar la semilla de la transformación.

Puedes sanar las heridas de tu pasado

El proceso de curación emocional

Pr

En una segunda sesión Eva ya no se sentía tan triste, pero mantenía esa sensación de opresión en el pecho. Además decía sentirse muy ansiosa últimamente. Ya se sentía preparada para profundizar más y estaba dispuesta a afrontar cualquier cosa que surgiera. Así que conectó con su cuerpo tranquila y curiosa al mismo tiempo.

Tras varios minutos comentó:

Es como si me sintiera rabiosa, enfadada, veo un color negro, muy oscuro en mi pecho que incluye a mis brazos y mis manos” dijo mientras tensaba sus brazos y cerraba los dedos en puños.

Pero no lo entiendo, no me siento enfadada normalmente”. Le pedí que evitara pensar en los motivos de su rabia y que volviera a  sentirla en su cuerpo para ver si le aportaba algo más de información.

Después de casi 5 minutos de silencio, suspiró y se recostó sobre la silla aliviada y relajada, como si se hubiera dado cuenta de algo importante:

Estoy rabiosa conmigo misma por haber hecho el tonto con Rafa”.

¿Hiciste el tonto con Rafa?” le pregunté.

 “Sí, no te puedes imaginar lo que me humillé a mí misma por evitar que me dejara. Me siento una estúpida por no haberme querido más. Desde que le conocí, sabía que era un mujeriego, lo sabía y aún así me enamoré de él”. Y tras un suspiro se volvió a quedar en silencio con los ojos cerrados.

¿Sabes?” me dijo. “Siempre hago lo mismo, no aprendo”. “Me enamoro de hombres que no pueden amarme”. De nuevo el silencio. “Creo que… en el fondo soy yo la que no quiere tener una relación íntima con otra persona porque me aterra”.

Encontrar la verdad detrás de tus emociones

Eva vino a las sesiones para que la ayudara a superar su ruptura sentimental y descubrió que en realidad era ella la que tenía dificultades para intimar con otro ser humano. No hizo falta que yo le dijera nada, tan sólo le ayudé a dirigir su atención hacia su cuerpo y sus sensaciones. Toda esa información ya estaba dentro de sí misma y sólo necesitaba escucharse, oírse, descubrir la verdad que habitaba en su interior.

A partir de entonces Eva se dedicó a explorar su miedo a la intimidad y también hizo grandes descubrimientos que realmente transformaron el modo en el que se relaciona con los demás. Pero eso quizás forme parte de otra de nuestras historias del blog.

Libera el mensaje de tu cuerpo

¿Vives una situación parecida a la de Eva?

Puedo ayudarte a descubrir tu verdad:

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